Por Solimar Betances
Barahona, RD. El pasado domingo por la tarde, un hecho inquietante tuvo lugar en la playa El Quemaito, ubicada a 12 kilómetros de Barahona.
Una embarcación identificada como “La Man” arribó a esta costa, cargada de un contenido que ha generado desconcierto y rumores en la población; según versiones preliminares, cinco cadáveres de nacionalidad desconocida estaban a bordo, mientras que otras fuentes señalan que se trataba de cinco supuestos pandilleros haitianos.
Lo más alarmante no es solo el contenido de la embarcación, sino el absoluto silencio de las autoridades responsables.
En El Quemaito, existe un puesto de vigilancia de la Armada Dominicana, cuya función debería ser precisamente monitorear y garantizar la seguridad de nuestras costas; sin embargo, hasta el momento, ni ellos ni la Policía Nacional han emitido declaración alguna sobre este acontecimiento.
¿Por qué callan las autoridades? Esta es la pregunta que resuena en la comunidad y que merece una respuesta inmediata. ¿Dónde estaban los oficiales de la Armada y la Policía cuando esta embarcación llegó a la costa?
El silencio solo alimenta la sospecha. ¿Qué se está escondiendo? ¿Es este un caso aislado o estamos frente a algo más grave, tal vez vinculado a una red de tráfico, pandillerismo o incluso negligencia?
La ausencia de respuestas abre la puerta a especulaciones peligrosas y mina la confianza de la población en las instituciones responsables.
Mientras tanto, la imagen de policías y miembros de la Armada lidiando con una soga para sacar la embarcación a la orilla, sin dar explicaciones, resulta inquietante y hasta simbólica: un reflejo de la aparente falta de coordinación y transparencia en un asunto de suma gravedad.
Las autoridades deben romper el silencio y aclarar lo sucedido.